Capítulo XXXIII
"La mujer del Inca presenta ansiedad y temor, había dicho él. Ella lo miró transportándose hasta el palacio. Supo entonces que alguien poderoso quería adueñarse del Inca y provocaba en la Coya la locura. Veo que grita como una perturbada, dijo ella. Combina las voces con un silencio y una melancolía que se hacen insoportables, había dicho él. La enfermedad ha sido inducida para causarle daño, respondió ella. Pero no se atrevió a dejarle pasar. Te esperamos entonces en el palacio, para que la trates, se despidió Willaq Uma. Y la médico chamán se puso manos a la obra queriendo alejar de sus pensamientos a Willaq Uma. No tenía muy buena reputación entre las damas de la montaña. Todas lo deseaban pero también lo temían. Ella lo amaba y no lo temía y tampoco creía en su mala reputación. ¡Es porque lo envidian!, se convenció.
Y al día siguiente, temprano, se arregló para
ir hasta el palacio. Él la esperaba. La llevaba esperando demasiado tiempo.
¿Por qué no le decía de una vez que la amaba? Porque la amaba, era sólo por
eso. Te llevaré hasta sus aposentos, había dicho él. Y ella lo miró a los ojos
y descubrió que una bruja odiaba a la Coya y acabaría odiándola también a ella.
Y siguió mirando a los ojos de Willaq Uma, que tampoco dejaban de mirarla. ¡No
es necesario que la molestemos!, dijo ella al rato. Creo que podré ayudarla. He
descubierto cuál es el problema. Siendo así te visitaré al atardecer, y me
dirás si tiene solución, se despidió él, y una vez más la dejó marchar y una
vez más le ocultó que la amaba pero comprendió que ella ya lo sabía.
La
médico chamán subió hacia su casa pensativa. La bruja que soplaba el brasero de
fuego también había sido bella y deseada, antes de que el rayo cayera sobre su
cuerpo. Esa mujer era la causante del mal de la Coya. Esta hechicera sabía que
podía llegar a matarla envenenándola, pero le gustaba hacerla sufrir y que el
Inca se alejase de su esposa poco a poco y también quería que su embarazo se
detuviese. Utilizaba chamico para inducirle la enfermedad. Le suministraba la
planta disfrazada, añadiéndole unas gotas en el agua, pero en una porción
pequeña, para no acabar con ella de golpe. La Coya apenas comía. Se consolaba
tomando excesivas dosis de chicha que nublaban su mente y anulaban su persona.
Se apoderaba de su cuerpo una locura furiosa para desmoronarse sin fuerzas al
momento. Temblaba, se agitaba y, después de no controlar sus actos, caía al
suelo. Se comportaba como si estuviera poseída. Era una mujer muy desdichada y
lloraba con facilidad o le atacaba un absceso de risa sin razón aparente.
Evitaba las fiestas. Ya no salía del palacio ni dejaba que nadie la viese.
La hechicera la embrujó de tal manera que la
había conducido a este destino. Agravaba su mal la presencia de las lluvias, y
no podemos olvidar que la montaña se encuentra irrigada por las nubes durante
casi nueve meses al año. Estos nueve meses de embarazo, que aún no había
cumplido el hijo que esperaba. Los curanderos probaban con plantas, sin
embargo, sus remedios hacían más bien poco. Estaban siendo bloqueados por la
hechicera hasta que llegó el atardecer, y Willaq Uma visitó de nuevo a aquella
extraña mujer, a la que estaba comenzando a desear. Ella abrió la puerta y le
dejó pasar. Vestida de blanco, buscaba con ahínco un antídoto, él observaba.
Fabricó un collar de huayroro, con granos ensartados, para que la melancolía
desapareciese del cuerpo de la Coya y se lo entregó a Willaq Uma. Haz que duerma
con él, le dijo, y él añadió, se lo haré llegar ahora mismo, y quiso añadir
después: y regresaré a dormir contigo, pero no lo hizo y sólo dijo: mañana
subiré para contarte si ha dado resultado. Durante la noche, la Coya durmió con
el collar fabricado por la médico chamán, sin embargo, la ayudante de la
hechicera, que se coló en el palacio sin ser vista, se lo arrancó a la Coya
cuando dormía.
Un blog super interesante ! Saludos.
ResponderEliminarUn placer que te guste, Idolidia.
EliminarGracias por tu agradable comentario.
Saludos!
El amor a veces hace estragos y más le vale a un hombre que no se fijen en él varias mujeres a la vez.
ResponderEliminarBss
Cuando un hombre ama "de verdad", por muchas mujeres hermosas que se le ofrezcan... ¿o eso es sólo una utopía?
EliminarComo mujer lo veo así. Si amas, amas. ¿Para qué andar con dobles juegos?