sábado, 5 de octubre de 2013

Juanita, la Dama del Ampato

Johan Reinhard
El cuerpo momificado de Juanita fue encontrado por el arqueólogo Johan Reinhard y  por el andinista Miguel Zárate Flores durante una expedición en el nevado Ampato, en 1995. En el lugar del enterramiento, se encontraron diversos objetos: Kero (vaso de madera policromada, empleado en las ceremonias rituales), illias (estatuillas de oro y spondylus),  huaco (pieza cerámica de factura delicada) y zapatos de piel de camélido. 

La niña vestía un traje de fibra de alpaca y estaba cubierta por una manta doblada de dos metros cuadrados. Por los adornos que portaba, se cree que perteneció a la nobleza inca: dos prendedores de plata, un pañuelo de ceremonia de alpaca y una cuerda de lana de alpaca. 
Alrededor de Juanita, se encontraron 19 tipos distintos de plantas, para "su alimento en el más allá", destacando el maíz y las leguminosas. 
Al mundo científico le sorprendió el alto grado de conservación en que se hallaba el cuerpo de esta niña. Al realizar un análisis con rayos X tridimensionales, se llegó a las siguientes conclusiones:

 - Debía tener entre 13 o 14 años de edad.
 - Su muerte se produjo entre los años 1.440 y  1.450.
 - Había sido una adolescente esbelta y de gran  belleza. 
 - No había sufrido enfermedad alguna.
 - Su dentadura era perfecta y sus huesos fuertes.
 - Había gozado de buena alimentación, con una dieta  equilibrada.
 - Había ayunado un día antes del sacrificio.
 - Presentaba una fisura de 5 cm. en el cráneo y una hemorragia interna.
 - Su muerte se produjo por un golpe en la cabeza con una macana, producido cuando se encontraba  arrodillada.

A día de hoy, su cuerpo se encuentra dentro de una cámara frigorífica en el Museo Santuario de Altura del Sur Andino, de la Universidad de Santa María de Arequipa, sin embargo, alguien ha pedido que se devuelva al pueblo de Caylloma, ya que allí fue encontrada. 
Miguel Zárate en el momento del descubrimiento.



Inscripción del Museo de Arequipa
"El volcán Ampato con una altitud de 6.380 m., albergó en su seno por cerca de 500 años a esta bella niña Inca que, al momento de su muerte, debió tener unos 12 a 14 años de edad; ofrendada al Apu Ampato por los sacerdotes incas de aquel entonces y puesta a la muestra al mundo moderno con el fin de que la ciencia y el conocimiento aprovechen de su milenaria sabiduría, para el bienestar de nosotros"






 Capítulo XXII

"...Alejandra se rió y aspiró el humo del cigarro que le pasaba Manuela como si se tratara de un nuevo ritual.
            —Me temo que he roto la promesa que le hice a Enrique, aunque te aseguro que, en este instante, no me importa. ¡Cómo echaba de menos la dicha que me proporciona encender un cigarro!
            Ambas disfrutaron como un par de colegialas en el recreo. Entre tanto, Enrique le pidió dinero a su hermano. Necesitaba el dinero imprescindible para concluir el viaje y adivinar cuál de todas sus mujeres había sido Alejandra. La lucha cotidiana que estimulaba a Enrique, a Diego le hundía en la derrota. Su forma de entender la vida le impedía ocuparse de asuntos que no fueran con él.
            —El trabajo que uno tiene lo elige cada uno. El corazón no se puede mezclar con el trabajo. El sentimiento hacia una tierra no da de comer, hermanito, y hay que comer, no todo es escarbar en las ruinas. ¡Allí solo encontrarás piedras!
            —¡Te lo devolveré en cuanto pueda! Es una emergencia. Será un préstamo momentáneo.
            —Estoy harto de que pretendas vivir de las excavaciones arqueológicas. Sabes además que el gobierno no te permite realizar ninguna, por tanto meter tus narices donde no debes. ¿No tuviste bastante con perder a tu esposa? Si quieres dinero, te ofrezco un trabajo en mi fábrica. Cumples como todo el mundo y te lo ganas. Una jornada diaria y un sueldo completo.
            —Mi sitio no está en tu fábrica, tú lo sabes. Allí no haría nada por ti ni por mí. Si escondemos la cabeza y nadie defiende lo que es nuestro, acabaremos perdiéndolo todo.
            —¡Prefieres seguir soñando!
            —No me entenderías aunque te lo explicase mil veces.
            —No hay nada que entender. ¡Estás loco! ¡Me pides trescientos dólares y no pienso darte ni un sol!
            Después de la negativa de su hermano, decidió aplazar la llegada a Machu Picchu. Si Diego no estaba dispuesto a apoyarle, era primordial hablar con sus dioses. El viaje a Cuzco lo dejaría para dentro de unos días, cuando viese el futuro con más claridad. El de arriba, como siempre, debió alegrarse. Yo me di cuenta de que si Diego llega a trastornar sus planes irrumpiendo en la historia para socorrer a su hermano, hubiera tenido que cambiar los guiones o hacer un inciso, y eso le hubiera puesto de un humor terrible. Lo que ya estaba escrito había que cumplirlo. Seguía llevando a Enrique hasta Juanita, sin que él ni Alejandra lo supieran. A la mañana siguiente,  mientras Alejandra ayudaba a Manuela a recoger las tazas del desayuno, Huamán aparcó la Chrysler de su primo en una plaza cercana a la casa de Diego". 


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