Capítulo VI
"Zacarías abrió los tapones de todos los
frascos. Los derramó por la estancia siguiendo un orden, descartando los que no
le convencían. Se movió de derecha a izquierda, siempre en dirección sur. El
brujo comenzó las oraciones. Consumió el san pedro y entró en trance.
—¡Dime!
¿Qué quieres saber?
—¡Veo
una mujer que atraviesa el Atlántico! Debe ser ella por la que preguntas. A
pesar de estar lejos, pertenece a esta tierra. Nunca debió salir de aquí.
—¿Cuándo
vendrá?
—¡Ya
está llegando!
—¿Se
quedará?
El
perfume, el san pedro, el humo de las velas, los amuletos sobre la mesa, las
plegarias de dos hombres se mezclaron con los gritos, los vómitos y el clamor
de una invocación. Al amanecer, cuando Huamán abandonó la casa del curandero,
se aplaudía como amo y señor del universo. ¡Sería capaz no sólo de atraer a
Alejandra, sino de hacerlo en un tiempo récord!"
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