"La mujer del Inca presenta ansiedad y temor,
había dicho él. Ella lo miró transportándose hasta el palacio. Supo entonces
que alguien poderoso quería adueñarse del Inca y provocaba en la Coya la
locura. Veo que grita como una perturbada, dijo ella. Combina las voces con un
silencio y una melancolía que se hacen insoportables, había dicho él. La
enfermedad ha sido inducida para causarle daño, respondió ella. Pero no se
atrevió a dejarle pasar. Te esperamos entonces en el palacio, para que la
trates, se despidió Willaq Uma. Y la médico chamán se puso manos a la obra
queriendo alejar de sus pensamientos a Willaq Uma. No tenía muy buena
reputación entre las damas de la montaña. Todas lo deseaban pero también lo
temían. Ella lo amaba y no lo temía y tampoco creía en su mala reputación. ¡Es
porque lo envidian!, se convenció.