Las Huaringas, tierra de brujos.

Capítulo VI

"Zacarías abrió los tapones de todos los frascos. Los derramó por la estancia siguiendo un orden, descartando los que no le convencían. Se movió de derecha a izquierda, siempre en dirección sur. El brujo comenzó las oraciones. Consumió el san pedro y entró en trance.

            —¡Dime! ¿Qué quieres saber?

            —¿Cuándo vendrá?

Leche de tigre

Hoy nos metemos de lleno en la cocina. Los platos de Perú son como el país: IMPRESIONANTES. 

¿Qué tal una leche de tigre para empezar? Fernando Gessa, autor del libro "Los gatos no necesitan ir a la escuela", peruano de corazón y buen amigo, sabedor de mi antojo, se preocupó de buscarme esta receta. De su puño y letra: 

Cuzco de nuevo. Pido disculpas, me enamoró la ciudad.

                                   

Plaza de Armas de Cuzco, con las montañas de papel al fondo.

Capítulo V

"Si yo no llego a haber leido su guión, no hubiese podido comprender el motivo por el que Alejandra Viera se separó del grupo, olvidó a Clara, descartó ir a la excursión de Sacsayhuamán, y se marchó a recorrer Cuzco con un desconocido. Quizá buscaba algo y sospechaba que Perú aún no había hablado como ella esperaba que lo hiciera. Su viaje estaba a punto de acabar y la respuesta se demoraba, aunque ella no sabía que la respuesta se hallaba lejos todavía".

¿Mate de coca o una cerveza Corona?

¿Por qué será que me gusta tanto esta plaza?

Cuzco. Colores y aromas en el mercado.

Capítulo V

 "...El tono naranja de las papayas, su vivo aroma, el verde brillante de las limas, las bananas doradas, de lado a lado del pasillo cambiaba el escenario. Encajes y telas se perdían entre pequeños sacos de semillas. Vistosos sombreros cubrían las cabezas de las mujeres. Desde el azul celeste al rojo, cualquier tono estaba permitido en sus vestidos. Las trenzas caían recogidas por sus espaldas, de manera que se daban la mano en los extremos —unas trenzas enormes, en unos cabellos canosos—. Desde su pubertad, ese peinado adornaba sus semblantes."

Piano Bar Munich. La noche de Lima

Aterrizar en Lima, retocarse en el hotel y salir a disfrutar de la noche. El cambio de horario no importa. Sin conocer ningún lugar en esa ciudad, sabes que alguno te está esperando. Un Tico amarillo se encarga de trasladarte de un punto a otro, y tú intentas recordar el recorrido. Miras la niebla, buscas gente entre unas calles vacías. El taxista conduce con maestría pero sin normas.

Así comienza Cuando bailen las estrellas

                               Capítulo I

"Sospecho que, incluso antes de nacer, nos adjudican un guión oculto, escrito por un loco. Puede ser que en sus ratos de ocio esboce borradores y los reparta enumerados. Me parece que inventa tramas a medida de los protagonistas, porque muchas historias se entrecruzan, se revuelven inconclusas, terminan a veces sin haber empezado y, algunas, simplemente se pierden. Por momentos, presiento que el autor es más listo que yo y sabe pasar inadvertido. Debe intuir que vigilo sus pasos y eso le hace actuar con cautela y, además, da la impresión de que se ríe de mí por mi osadía, pero no estoy seguro de nada. Encadeno los hechos para encontrar pistas que me lleven a descubrir si el curso de una vida, ese enigma al que llamamos destino, podría modificarse improvisando o hay algún poder que trabaja para el loco. Al leer el guión que le tocó a la doctora Alejandra Viera y a los que compartieron escenas con ella, decidí investigar para cerciorarme de si actuaron con libertad o se limitaron a interpretar, plano por plano, el papel que les correspondía.

        Alejandra imaginaba que el universo y los seres que lo habitan se mueven desprovistos de intenciones ajenas, sin embargo, Alejandra Viera no había leído su guión, y yo sí, y por eso quiero saber más".

Sinopsis de la novela

 

Las ruinas de Qenko , sobre una de las colinas de Cuzco.
En esta montaña, llevando a cabo uno de sus rituales,
Huamán se percata de la presencia de Alejandra Viera, 
a partir de aquel momento, todo cambia.

Inmersa en la oscuridad de la noche, una estrella se empeña en cambiar su lugar en la Vía Láctea. El resto de astros, al comprobar que la estrella es capaz de moverse libremente, improvisan junto a ella una insólita danza.

Mientras esto sucede, Alejandra Viera, una mujer europea que lleva tiempo buscando respuestas a muchas preguntas, conoce en las ruinas de Qenko a un chamán peruano que se convierte en su maestro. Ambos protagonizarán, sin saberlo, un reencuentro sagrado en Machupicchu, con el que cambiarán sus vidas y las del resto de personas que les acompañan. Sin proponérselo, se unirán al compás de las estrellas en un inspirador baile donde cada 
minuto cuenta.

Machu Picchu como punto de partida

Existen montañas que son especiales en sí mismas. Desconozco el motivo, sin embargo, siento debilidad por todas ellas. Cierto que el mar me relaja y ahuyenta de mí las vibraciones negativas hasta hacerlas desaparecer, sin embargo, las montañas me fortalecen y me recargan de vitalidad. 

Quiero creer que los lugares guardan la energía de sus antiguos habitantes, al igual que las casas conservan entre sus muros las historias de sus moradores.Por ese motivo, el mar no puede guardar más que historias de naufragios y de sueños, y acaba disolviendo hasta los recuerdos. Imagino también que la energía que transmite un lugar, es percibida a pesar del transcurso de los años, e incluso de los siglos. 

Un paseo por Perú

Es sencillo imaginar que todo cambia,
incluso el lugar que ocupan los astros

Alejandra Viera, la protagonista de la novela, no era consciente de que nuestro destino lo escribimos a cada paso. Supongo que le sucedió lo que al resto, que damos por hecho que todo ya está escrito. 
Viajar a Perú y conocer a Huamán, un chamán peruano, le hizo comprender que existen otras vidas. 
Lima, las Huaringas, Cerro del Pasco, Huaraz, Chavín, Trujillo, Chan-Chan, Paracas, Arequipa, Valle del Colca, Cuzco y... finalmente Machupicchu, serán los lugares que recorrerán hasta ser conscientes de su reencuentro. Después... algo hará que se separen de nuevo.